En esta exposición quiero
centrarme en dos estudios realizados en nuestra unidad que pueden ser ilustrativos de la
atención hospitalaria de la mujer toxicómana.
Lo primero a considerar es la
ubicación del hospital. La UDH pertenece a los recursos de la Agencia Antidroga, dispone
de 8 camas para ingresos programados y voluntarios. La lista de espera es gestionada por
la propia agencia, cubre todas las áreas sanitarias de la Comunidad Autónoma de Madrid y
no hay ingresos por urgencias ni derivados desde otros recursos. Los pacientes pueden
estar en un Programa de Mantenimiento con Metadona (PMM) o en un Plan Libre de Drogas
(PLD).
En el momento que un paciente
drogodependiente requiere una desintoxicación hospitalaria, ésta ya puede considerarse
como especial, por lo que dentro de este apartado expondré algunas
características de la mujer que es derivada a la UDH como la combinación de tóxicos que
supone la demanda real de desintoxicación, cuales son los tóxicos más empleados,
estancia media en la unidad y tipo de alta, todo ello comparado con los mismos datos
referidos a los varones.
Teniendo en cuenta los datos de
la unidad desde su inauguración en el año 1985, el perfil del usuario ha cambiado. En
los primeros años el porcentaje de mujeres era del 17% como máximo y la demanda más
frecuente, sino única, era la de pacientes en PLD para desintoxicación de heroína y/o
cocaína. Durante los años 2000 y 2001 ingresaron en nuestra unidad 380 pacientes, de los
cuales 92 eran mujeres y 288 varones. De las 92 mujeres, 53 estaban en PMM y 39
pertenecían a un PLD, la gran mayoría fue dada de alta por fin de tratamiento y no fue
expulsada o trasladada ninguna de ellas.
Los únicos criterios claros
para no ingresar en nuestra unidad son el embarazo, enfermedad física grave que
comprometa la vida del paciente y enfermedad infecto contagiosa activa en el momento de la
derivación, en especial TBC.
La demanda concreta por paciente
varía de un sexo a otro aunque no existen diferencias estadísticamente significativas
entre ambos grupos, siendo las siguientes: 1.- Mujeres: 17.4% alcohol con benzodiacepinas,
15% cocaína con heroína, 12% benzodiacepinas y 10% cocaína. 2.- Varones: 13%
benzodiacepinas, 12.1% cocaína con heroína, 12% alcohol con benzodiacepinas y 10.4%
cocaína.
Los tóxicos más consumidos
solos o en combinación, sin tener en cuenta la metadona, son los siguientes: 1.- Mujeres:
61% benzodiacepinas, 49% opiáceos, 40% cocaína y 34.8% alcohol. 2.- Varones: 51%
benzodiacepinas, 48% opiáceos, 45% cocaína y 33% alcohol. Coinciden en el orden de
frecuencia de tóxicos más consumidos y aunque los porcentajes no son iguales, no existen
diferencias estadísticamente significativas por género.
Donde sí encontramos
diferencias, subjetivas, es en el rol adquirido durante su estancia. En los varones no se
puede demarcar tan claramente su actitud hacia los compañeros y el personal, pero en las
mujeres si se pueden distinguir varios roles, en parte debido a que suelen estar en
bastante minoría. Se pueden identificar cuatro roles distintos: 1.- sobreprotección,
dedicándose a realizar la función de madre del grupo y responsabilizándose
de todas las tareas domésticas de la unidad. 2.- Seductor, buscando la protección por
parte del grupo y obtener la máxima atención y beneficios posibles. 3.- Liderazgo,
manipulando por completo el funcionamiento del grupo y si es posible la relación de éste
con el personal, y 4.- Independencia, en el que la paciente se muestra como uno más de la
unidad sin interferir en ningún sentido en el trato con los compañeros o el personal y
no dejarse manipular por nadie.
Otra diferencia apreciada por
todo el personal de la unidad es la competitividad entre ellas, cuando hay más de una
paciente ingresada, por adquirir los roles anteriormente mencionados, llegando incluso a
dividir el grupo.
Respecto a las urgencias
atendidas en nuestro hospital, también conviene ubicarlo geográficamente y en la red
asistencial de salud mental. Está a 13,8 Km de Madrid, es monográfico y atiende a las
áreas sanitarias 4 y 5. Todo ello genera un sesgo de selección en los datos que os voy a
presentar.
El estudio incluye a todas la
mujeres con diagnóstico de consumo de algún tóxico que han sido atendidas en el
servicio de urgencias durante un período de 5 años. Las variables estudiadas son las
siguientes: motivo de consulta, edad, derivación desde la urgencia, diagnóstico de
consumo de tóxicos y diagnóstico psiquiátrico.
Durante este período fueron
atendidas aproximadamente 300 mujeres que generaron 600 urgencias. A partir de este
momento los resultados están referidos al número total de urgencias y no a pacientes.
En cuanto a los motivos de
asistencia de urgencia el más frecuente fue la ideación/tentativa autolítica con o sin
intoxicación, seguido de demandas de desintoxicación.
La edad media fue de 40 años.
El tóxico más implicado fue
el alcohol que aparece en casi la mitad de ellas.
El diagnóstico psiquiátrico
más frecuente fue el de trastorno de la personalidad, seguido de trastornos
ansioso-depresivos.
Prácticamente la mitad de las
urgencias fueron derivadas en el momento a tratamiento ambulatorio y la otra mitad
quedaron ingresadas en el hospital.