logosy.gif (10362 bytes) II symposium nacional
tratamiento de adicción en la mujer

URGENCIAS, DESINTOXICACIONES ESPECIALES Y OTROS TRASTORNOS DE LA MUJER ADICTA.

Dr. Antonio Pelaz Antolín

RESUMEN

En esta exposición quiero centrarme en dos estudios realizados en nuestra unidad que pueden ser ilustrativos de la atención hospitalaria de la mujer toxicómana.

Lo primero a considerar es la ubicación del hospital. La UDH pertenece a los recursos de la Agencia Antidroga, dispone de 8 camas para ingresos programados y voluntarios. La lista de espera es gestionada por la propia agencia, cubre todas las áreas sanitarias de la Comunidad Autónoma de Madrid y no hay ingresos por urgencias ni derivados desde otros recursos. Los pacientes pueden estar en un Programa de Mantenimiento con Metadona (PMM) o en un Plan Libre de Drogas (PLD).

En el momento que un paciente drogodependiente requiere una desintoxicación hospitalaria, ésta ya puede considerarse como “especial”, por lo que dentro de este apartado expondré algunas características de la mujer que es derivada a la UDH como la combinación de tóxicos que supone la demanda real de desintoxicación, cuales son los tóxicos más empleados, estancia media en la unidad y tipo de alta, todo ello comparado con los mismos datos referidos a los varones.

Teniendo en cuenta los datos de la unidad desde su inauguración en el año 1985, el perfil del usuario ha cambiado. En los primeros años el porcentaje de mujeres era del 17% como máximo y la demanda más frecuente, sino única, era la de pacientes en PLD para desintoxicación de heroína y/o cocaína. Durante los años 2000 y 2001 ingresaron en nuestra unidad 380 pacientes, de los cuales 92 eran mujeres y 288 varones. De las 92 mujeres, 53 estaban en PMM y 39 pertenecían a un PLD, la gran mayoría fue dada de alta por fin de tratamiento y no fue expulsada o trasladada ninguna de ellas.

Los únicos criterios claros para no ingresar en nuestra unidad son el embarazo, enfermedad física grave que comprometa la vida del paciente y enfermedad infecto contagiosa activa en el momento de la derivación, en especial TBC.

La demanda concreta por paciente varía de un sexo a otro aunque no existen diferencias estadísticamente significativas entre ambos grupos, siendo las siguientes: 1.- Mujeres: 17.4% alcohol con benzodiacepinas, 15% cocaína con heroína, 12% benzodiacepinas y 10% cocaína. 2.- Varones: 13% benzodiacepinas, 12.1% cocaína con heroína, 12% alcohol con benzodiacepinas y 10.4% cocaína.

Los tóxicos más consumidos solos o en combinación, sin tener en cuenta la metadona, son los siguientes: 1.- Mujeres: 61% benzodiacepinas, 49% opiáceos, 40% cocaína y 34.8% alcohol. 2.- Varones: 51% benzodiacepinas, 48% opiáceos, 45% cocaína y 33% alcohol. Coinciden en el orden de frecuencia de tóxicos más consumidos y aunque los porcentajes no son iguales, no existen diferencias estadísticamente significativas por género.

  • La estancia media para las mujeres fue de 13 días y 10 para los varones.

  • Los tratamientos farmacológicos empleados son los mismos para ambos grupos.

Donde sí encontramos diferencias, subjetivas, es en el rol adquirido durante su estancia. En los varones no se puede demarcar tan claramente su actitud hacia los compañeros y el personal, pero en las mujeres si se pueden distinguir varios roles, en parte debido a que suelen estar en bastante minoría. Se pueden identificar cuatro roles distintos: 1.- sobreprotección, dedicándose a realizar la función de “madre” del grupo y responsabilizándose de todas las tareas domésticas de la unidad. 2.- Seductor, buscando la protección por parte del grupo y obtener la máxima atención y beneficios posibles. 3.- Liderazgo, manipulando por completo el funcionamiento del grupo y si es posible la relación de éste con el personal, y 4.- Independencia, en el que la paciente se muestra como uno más de la unidad sin interferir en ningún sentido en el trato con los compañeros o el personal y no dejarse manipular por nadie.

Otra diferencia apreciada por todo el personal de la unidad es la competitividad entre ellas, cuando hay más de una paciente ingresada, por adquirir los roles anteriormente mencionados, llegando incluso a dividir el grupo.

Respecto a las urgencias atendidas en nuestro hospital, también conviene ubicarlo geográficamente y en la red asistencial de salud mental. Está a 13,8 Km de Madrid, es monográfico y atiende a las áreas sanitarias 4 y 5. Todo ello genera un sesgo de selección en los datos que os voy a presentar.

El estudio incluye a todas la mujeres con diagnóstico de consumo de algún tóxico que han sido atendidas en el servicio de urgencias durante un período de 5 años. Las variables estudiadas son las siguientes: motivo de consulta, edad, derivación desde la urgencia, diagnóstico de consumo de tóxicos y diagnóstico psiquiátrico.

Durante este período fueron atendidas aproximadamente 300 mujeres que generaron 600 urgencias. A partir de este momento los resultados están referidos al número total de urgencias y no a pacientes.

En cuanto a los motivos de asistencia de urgencia el más frecuente fue la ideación/tentativa autolítica con o sin intoxicación, seguido de demandas de desintoxicación.

  • La edad media fue de 40 años.

  • El tóxico más implicado fue el alcohol que aparece en casi la mitad de ellas.

  • El diagnóstico psiquiátrico más frecuente fue el de trastorno de la personalidad, seguido de trastornos ansioso-depresivos.

  • Prácticamente la mitad de las urgencias fueron derivadas en el momento a tratamiento ambulatorio y la otra mitad quedaron ingresadas en el hospital.

 

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